miércoles, 8 de septiembre de 2010

DIA 14: Miercoles 4 de Agosto (Parte 1) Auschwitz


Nos despertamos a las 7 de la mañana, desayunamos con los vascos y fuimos a coger el autobus a Auschwitz. Es algo más de una hora de camino, nos pusieron un documental sobre el III Reich. Intenté verlo pero al final me quedé dormido.

Al llegar a la entrada hicimos una pequeña cola para coger un aparato con unos auriculares. Hay muchos grupos de visita y los guias no pueden ir gritando para que les oigan. Con estos aparatos pueden hablar en voz baja por el micro, por respeto a lo que pasó aquí.

Auschwitz se dividía en 3 campos. Uno fué destruido cuando llegaron los rusos, hoy vamos a ver los otros dos.

En la entrada a Auschwitz hay un letrero en alemán que dice: "El trabajo os hará libres". Es un complejo de edificios grandes de varios pisos rodeado de una valla electrificada. Dentro de cada edificio hay varias exposiciones, empezamos por una en la que nos explicaban que ocurría el primer dia que llegaban aquí las personas. Como ya sabeis esta gente era subida a los vagones a la fuerza, pero no sabían muy bien a donde se dirigian. Les decían que les iban a llevar a un lugar donde pudieran vivir en paz, con nuevas casas, oficios, aunque en la mayoria de los casos no daban muchas explicaciones.


Los alemanes no querían que se propagara el pánico así que mandaban a todo el mundo escribir sus nombres en las maletas, para que pudieran ser devueltas a la llegada, y así lo hicieron todos. Esas maletas eran desvalijadas por las SS, nunca volvieron a saber de sus cosas. Los vagones en los que viajaban desde niños hasta ancianos estaban cerrados a cal y canto, no entraba la luz, ni tenian apenas ventilación. Durante todo el viaje no recibían comida ni agua, ni tenían donde poder hacer sus necesidades. Tenían que hacerlo ahi mismo. Dependiendo de donde procediera el tren, hubo viajes de más de 14 días, y a esta gente no le atendió nadie. Cuando por fín llegaban muchos habían muerto y el resto se encontraban muy deteriorados ya.

Al ir llegando los prisioneros eran puestos en fila, les quitaban la ropa, les afeitaban la cabeza y eran tatuados con un número que sería su identificación a partir de ese momento. Después de esto les limpiaban con una manguera de agua helada, muchos no sabían que esta sería su última ducha. Si alguno de ellos usaba gafas se las quitaban y si llegaba en los vagones algún discapacitado, personas con muletas, piernas ortopédicas, etc. también eran expropiados de sus prótesis. La mayoría de estos discapacitados murió su primer día, durante el trabajo o sufriendo abusos de los soldados alemanes.



Al principio, las condiciones de vida que aquí tenían eran muy similares a las de Sachsenhausen. Los prisioneros eran tratados como esclavos obligados a trabajar todo el día sin apenas llevarse nada a la boca. Tenían preparada una plataforma en el centro del campo donde ahorcaban al que no obedecía cualquier orden, aquí también dejaban los cuerpos colgados varios días, a la vista de hombres, mujeres y niños.


Todos eran amontonados en literas, en las que tenían que dormir hasta 4 personas por cama, si alguien se giraba durmiendo, todos tenían que girarse. Dentro de cada barracón había unos aseos comunitarios con capacidad para unas 30 personas, por las mañanas tenían 10 minutos para limpiarse más de 500 personas antes de ir a las fabricas.

Llegamos a un edificio donde trabajaban una especie de jueces-verdugos alemanes. Cuando algún prisionero cometía alguna falta era enviado a una habitación donde se encontraban estos hombres, la mayoría de los casos era resuelto con el fusilamiento, saliendo por una puerta en esa misma habitación se encontraba el paredón. Si se trataba de alguna falta más grave, y cuando digo grave me refiero a robar un trozo de pan o no soportar el trabajo, el castigo era mucho peor. El sotano de este edificio era una autentica camara de torturas. Hay cosas que es mejor no nombrarlas, pero para que os hagais una idea de la crueldad que sufría esta gente, os voy a hablar sobre dos celdas de castigo. El funcionamiento de una es simple, cuando alguien entraba solamente salía muerto. No había luz, ni les daban comida ni agua, los nuevos entraban junto con los cadaveres putrefactos. Le llamaban la celda del hambre.

La traducción de la segunda sería la celda de estar de pie. Había 3, tenían solamente un metro cuadrado de ancho. Metían aquí dentro a 4 personas por las noches, tenían que dormir de pie, casi sin aire, para entrar lo hacían a gatas por una entrada que había en el suelo. Cuando se hacía de dia eran obligados otra vez a trabajar, después dormían en esta celda, y así todos los días hasta que muriesen. La mayoría moría a los 3-4 días, nadie sobrevivió.

Después del sótano subimos al patio, donde estaba el paredón, no os imagináis lo que se siente ahí de pie, pisando el mismo suelo que se ha visto en tantos documentales y películas, donde ha muerto tanta gente inocente. Pero por muy duro que parezca, después nos llevaron a un sitio peor.


Bajando una cuesta se entraba al edificio donde estaba la primera cámara de gas. No podía creérmelo cuando entramos dentro, dentro de esas 4 paredes habían muerto miles y miles de personas. En el techo hay varios agujeros, por donde introducían el gas venenoso Zyklon-B, en forma de polvo, al cerrar las escotillas reaccionaba con el calor que generaba tanta gente dentro y mataba a todo ser viviente.

Zyklon-B

Da igual como la hayas imaginado, o que hayas visto alguna en documentales, poner los pies dentro y más en esta, Auschwitz, te pone los pelos de punta. Las historias que contaba el guía tampoco eran muy agradables. Era tal el genocidio que se llevaban entre manos los nazis, que cuando abrían la cámara después de cada matanza, todos los cuerpos seguían de pié, no cabía ni un alfiler, y estaban todo el día funcionando. Sólo una vez encontraron a una chica joven que seguía viva, la mataron.


¿Por qué se sabe todo esto? Porque eran los propios judíos los que se encargaban de sacar los cuerpos y meterlos a los hornos del crematorio que hay justo al lado, los alemanes no se manchaban las manos.


Cuando terminamos de ver todo, subimos al autobús para seguir con el otro campo, el más grande de todos, Auschwitz-Birkenau. Es posible que la imagen os suene de alguna película, aquí es donde llegaban los trenes de toda Europa cuando empezaron a matar a todos los judíos en masa. También funcionaba como campo de trabajo, es el más grande de todo el nazismo.



El terreno que ocupa es inmenso, casi no se puede ver el final ni por la derecha ni por la izquierda. No quedan muchos barracones enteros, pero si puede verse una marca donde se encontraba cada uno. Son todos de madera, los inviernos aquí debían ser un calvario. En cada uno hay varias filas de literas de 3 camas. En cada barracón hay 400 camas, pero dormían casi 2000 personas en cada uno. Por cada 10 barracones había uno igual de grande lleno de agujeros para hacer sus necesidades, cerca de 600. Solo disponían de 10 minutos al día para entrar dentro alrededor de 20.000 personas, era una tarea imposible. Los alemanes no entraban nunca dentro, nunca se limpiaban pero era el único sitio donde podían hablar sobre la guerra, los rusos, y compartir noticias sobre conocidos y familiares.


El campo entero era atravesado por una única vía de tren, que llegaba hasta el final, donde estaban las 3 cámaras de gas más grandes que se construyeron. Cuando llegaban los vagones, abrían frente a un puesto de mando donde oficiales de las SS decidían sobre quienes irían a trabajar al campo o quienes bajarían directamente a las cámaras de gas.

Una de las supervivientes a Auschwitz recuerda el día en que llegó aquí, porque ese día se enfadó mucho con su madre. Tenía 11 años y nunca había usado zapatos de tacón, pero ese día su madre le obligó a ponérselos y no le gustó nada. Cuando pasó por el control de los nazis decidieron que era lo bastante alta para trabajar con los adultos. Como ya os dije en el capítulo de Sachsenhausen, todo el que medía menos de 120 centímetros era asesinado. Ella estaba muy enfadada pero ese día su madre le salvó la vida.

Desde la entrada de este campo hasta donde termina la vía del tren tardamos unos 20 minutos andando, a ambos lados hay varias cámaras de gas en ruinas. Los nazis las destruyeron antes de que llegaran los rusos.


Solo ves ruinas pero da igual, estás ahí, al final del camino, y resulta duro la verdad, cada paso que das estás pisando el peor lugar de la tierra. Yo personalmente a estas alturas de la visita no podía parar de pensar en ello, ahí donde mirabas veías horrores. De todos modos es un lugar de visita obligatoria, no podemos olvidar lo que pasó aquí, y por muy duro que resulte merece la pena pensar que también pudo haber otras historias felices como la de este video.

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