Llegamos a Krakovia sobre las 5 de la tarde. Esta noche íbamos a salir así que fuimos al Carrefour del centro comercial a pillar cena y bebida. Las cervezas eran ultrabaratas, pillamos mucha variedad, Leffe, Desperados; Franciskaner... unos 5 litros entre una cosa y otra para los dos. Pillamos también cositas para hacernos una ensalada a la noche y fuimos para el hostal a descargarlo todo.
Estaba lloviendo otra vez, menuda fusta, así que nos echamos a dormir. A mi me faltaban ya como 20 horas de sueño entre los últimos días. El canso de Emilio me vino a despertar unas 4 veces, al final para cuando me desperté eran las 12 y media de la noche. Me pegué una ducha y fuí a la cocina que estaba Emilio con los vascos. Bueno, estos chavales eran 3 chicos y una chica, de Bilbao los 4. Uno de ellos estaba enfermo y se había quedado en la cama.
Ya estaban hablando de salir así que pasé de hacerme la cena. Emilio debía querer que la hiciese yo porque estaba todo sin abrir, vaya pajaro. Estaban jugando unos kinitos, espere que terminaran y me uní al siguiente. Lo llamaban minijuegos, no había jugado nunca. Se revolvían todas las cartas en medio y las ibas cogiendo por turnos. Cada número o figura era una prueba distinta, unas para hacerlas tú y otras para hacer mandatos. La Sota por ejemplo te la guardabas y servía para ir al baño, si no no podías ir, también podías venderla a cambio de un mandato. Estuvo bien, y los chavalillos estos eran más majos que la ostia, que aun no habíamos estado mucho con ellos. Mañana se piraban a Berlin 4 días y volvían para Euskadi en avión.
Estuvimos un rato más jugando, me dió tiempo a beberme unas cuantas y sobre las 2 salimos para el centro. Había ambientillo, primero fuimos a un kebab que Emilio y yo estábamos desmayaos y parece que la cagamos porque a las 3 cerraban todo y nos decían en todos los bares que iban a cerrar, un tio nos dijo que fueramos a uno que cerraba a las 4 y cuando llegamos estaba vacío, justo salían 3 pivones cuando llegamos. La chica se quería ir a dormir y le acompañó uno de sus amigos así que nos quedamos Emilio, Iker y yo.
Seguimos buscando algún sitio y de repente se nos acercó una chica muy simpática, nosotros con el pedo le preguntábamos por mujeres, y resulta que era relaciones públicas de un bar, estaba cerca y nos acompañó, cerraban a las 6, y estaba lleno de tias buenas, claro, como no, era un jodido local de streeptease. Pensareis que somos unos degenerados, pero joder, tampoco es nada malo, es un streeptease, ahí se queda la cosa, además mi primera vez. Y como no queríamos más que ver Krakovianas pues a la mierda, las vemos pero bien vistas, y entramos para adentro. Era muy barato, creo que fueron 30 Zlotis, unos 7 euros con consumición.
Nos pasaron un detector de metales, yo flipé. Subimos unas escalerillas y llegamos al coten. Había una barra y al fondo una sala grande con millón de sofás, una plataforma con barra en el centro y millón de pivones por ahí pululando. Las tías se iban subiendo a la plataforma por canciones, lo hacían de puta madre, subían hasta el techo por la barra, daban mil vueltas, se cogían de una sola mano...parecían trapecistas, y vaya qué decir, estaban todas increíbles.
Pillamos un par de sofás, unas cervezas y ala, a gozar, nos metimos bastante en el papel, aplausos, giños... pero vaya no metimos billetes a las tias en plan degenerados así que solo se nos acercaron un par de veces. Yo le dije a una que viniera y le dije al oido que era la "Most Beatiful girl of the world", me ofreció un show privado pero yo pasaba, aparte que se me iba de las manos, eso ya no era tan barato.
Vinieron unos tios y se nos sentaron al lado, desde el principio me parecieron gitanos y ya luego ví que hablaban español y flipé. Eran un grupo de flamenco, no me acuerdo el nombre del grupo, pero vaya, creo que no eran muy famosos. Habían venido a dar un concierto. Enfrente había otros españoles también, como nos canta jaja.
A las 5 ya dijimos de irnos, nos costó un rato, cuando nos decidíamos uno de los 3 decía, esperad, esperad, después de esta tía. La última fué la que me había gustado. Ya nos fuimos, peor de como habíamos entrado, en fín, otro día sin pillar cacho. Y mañana tenemos el tren nocturno a Budapest, vaya mierda. Por culpa de un Kebab perdimos la oportunidad de ver si era cierto que aquí las mujeres se te tiraban encima...
De todos modos, en Brujas uno de los chavales de Cornellá me dijo que el interrail tenía una maldición, que no se follaba. Pero me hizo una premonición, me dijo que yo iba a romper esa maldición, y que la rompería en Budapest, en un Spa. No me quedan más cojones que confiar en él.
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